Encerrado en la noche.

Era la última hora de clase, viernes, de nuevo iba a comenzar el fin de semana, y ese día, el timbre, sonó con mas fuerza que nunca.

Pero yo no podía irme todavía, había descubierto algo y tenía que saber que era. Internet es una gran fuente de recursos y al introducir el nombre de mi instituto en el buscador, aparecieron cosas que jamás imaginé: desde que se inauguró el centro en 1.914 habían ocurrido multitud de desapariciones de alumnos, suicidios sin explicación y muertes sangrientas de las que nadie sabía nada, ni siquiera la policía.

Comencé a investigar al año de matricularme, fué un curso muy intenso y un chico murió al caerse repentinamente por el hueco de una escalera. Las autoridades dijeron que el muchacho había caido por el desprendimiento de la barandilla pero me pareció una explicación tonta y decidí comprobar si era cierto. Esperé a que la gente dejase sola la zona y subí por la amplía escalera de mármol blanco, solo subí hasta la mitad y me asomé por el hueco y pude comprobar que la barandilla estaba en su sitio.

Subí hasta arriba del todo y miré asombrado hacia el reposamanos de la barandilla, estaba lleno de pequeñas gotas de sangre, pero la barandilla continuaba en su sitio fuertemente sujeta, bajé y comencé a investigar.

Hoy por hoy he llegado a la conclusión de que hay algo que nos intentan ocultar y por eso hoy no puedo irme.
En casa avisé para que no me esperasen y dije que me iba a quedar a estudiar en casa de un amigo.

Dejé los libros en la taquilla y cogí algunas cosillas que me podrían hacer falta más tarde como una linterna y algo de comer y beber, así como una pequeña palanca y una orquilla por si alguna puerta se me resistía y me dirigí hacia los jardines, hacía una zona con espesos matorrales y esperé a que se hiciera de noche.

A eso de las 19h10 la oscuridad era suficiente como para pasar desapercibido si la directora, que era la última en abandonar el colegio, se asomaba por la ventana, por ejemplo.

Llegué a la puerta principal que todavía estaba abierta y entré decidido. Una tenue luz entraba por los grandes ventanales. Intenté abrir la primera puerta que me encontré, casualmente era la biblioteca y no estaba cerrada con llave. La estancia es pequeña, de dos pisos que se comunican con una estrecha escalera de caracol en una esquina. Palpé cada palmo de la pared por si encontrase alguna puerta falsa pero evidentemente eso solo ocurre en las películas.

Abrí despacio la puerta de la biblioteca y quedé petrificado al ver como alguien estaba mirando por una ventana del pasillo. Mi cuerpo no respondía, no sabía que hacer, la sombra comenzó a girarse hacia la puerta de la biblioteca y lo único que se me ocurrió fue meterme en un estrecho hueco que había entre una estantería de libros y la pared justo al lado de la puerta.

Mi corazón palpitaba como nunha lo había hecho y más aún cuando oí los pasos que se acercaban a la puerta...
-¿Quien anda ahí?-.

Por supuesto no contesté. Me limité a contener la respiración y a no mover ni un sólo músculo. Miré hacía la puerta y ví como una mano se alargaba para cerrar la puerta, pero no vi quien era. Escuché como los pasos se alejaban por el pasillo, esperé unos segundos y salí de mi escondite. Apoyé la cabeza sobre la puerta y tras no oir ni un sólo ruido, abrí la puerta lentamente. Miré cuidadosamente hacia ambos lados del pasillo y me dirigí hacia una puerta que había unos metros más al fondo en el mismo pasillo. La puerta estaba cerrada con llave, así que cogí la orquilla y tras unos 10 minutos intentando abrir, la cerradura cedió.
Al abrir la puerta quedé asombrado al ver que daba a una gran escalera que se perdía en la oscuridad. Encendí la linterna y empecé a bajar.

La bajada fue dura, estube descendiendo unos 45 minutos en una interminable escalera en forma de caracol, el ambiente cada vez era más húmedo y la oscuridad lo envolvía todo hasta que empecé a oir una voz, que en ese momento eran susurros pero que a cada paso acrecentaba su volumen. Apagué la linterna y cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad pude apreciar un pequeño resplandor. Eran luces de velas que se localizaban en una sala. Me quedé parado, en silencio, el murmullo había parado en seco. Me fuí acercando a la habitación, era tétrica y oscura, llena de libros muy antiguos.

Cuidadosamente observé que no hubiese nadie y entré muy despacio. Me acerqué a una mesa en la que había un libro y una vela encendia. Comencé a leer:
- Irioni kirioni effera kuderfer fascesque dentale...
- Hacía tiempo que te esperaba... -me sorprendió una voz.

Me giré bruscamente pero no encontré a nadie, volví a girarme y en ese momento la vela que estaba encima de la mesa se apagó.
Y así una a una todas las velas de la estancia.

- Por fin estás conmigo...
- ¿Quién eres?-. Pregunté atemorizado.
- Tu reina y señora.

Algo me golpeó fuertemente la cabeza y me tiró al suelo. Sentí como alguien se colocaba encima mío. Pero era demasiado fuerte para mí. Cada vez estaba más cerca, mi angustia crecía por momentos, ya podía sentir el aliento frío de quien tenía encima, se acercaba a mi cara, a mi cuello...
- Ya eres mío -.

Mis fuerzas no daban a más y desistí. Sentí como una boca me besaba el cuello una y otra vez...
- ¿Preparado? -. Me dijo esa tétrica voz.

Sentí un fuerte mordisco en el cuello. Grité de dolor y en un acto defensivo también mordí a aquella criatura.
- ¡No!, ¡Por qué has hecho eso! -.

Hubo una explosión y la criatura que tenía encima se transformó en murciélago. Yo me sentía muy cansado, no tenía fuerzas, no sentía...

A la mañana siguiente aparecí en mi habitación, me dolía el cuello, me toqué con la yema de los dedos y se tiñeron de sangre. Desde entonces tengo sed... mira detrás tuya... es posible que esté muy cerca...


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2 comentarios

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Isi
AUTHOR
13 de marzo de 2009, 16:59 delete

Joder! qué miedito!!!! ains!!! que yo estas cosas no puedo leerlas que luego sueño y tengo pesadillas o lo que es peor, me tiro toda la noche sin poder cerrar los ojos por miedo de encontrarme al que tiene sed....

Buen fin de semana!!

Besicos!

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Anónimo
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13 de marzo de 2009, 19:27 delete

Joder, menudo canguelo.

Buena historia, me gustan las historias de vampiros.

Que pases un buen fin de semana.

Un abrazo.

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