“Ya estoy aquí”, berrea Acacia mientras cruza el umbral de su casa. Va hacia la cocina y deja las bolsas de la compra. Una lechuga, galletas dietéticas, ciruelas, medio pollo,… lo suficiente para un par de solteronas de cincuenta años. Bebe un trago de agua fresca de la nevera y se dirige a su dormitorio para cambiarse de ropa. Se pone un vestidito de estos tan fresquitos para el verano, con unas chanclas. En el cuarto de baño se refresca los pies y tras secárselos, se hace una coleta y se quita el maquillaje. No le gusta mucho pintarse, y cuando lo hace procura no dejar que le caigan chorreones negros por las mejillas. En verano no es muy difícil que pase.
“Conchi, voy un momento a sacar el perro”. Busca la correa y llama, “¡Cosita!, ven, ¡Cosita!”, y el caniche acude corriendo a ver a su dueña. Aprovecha para sacar la basura y se dan el paseo por un parque cercano. Está anocheciendo y hay mucha gente corriendo, sacando a perros, o simplemente tomando el fresco.
“Hola Esperanza, ¿cómo estás?” “¡Ay!, hija. Estoy igual, ya sabes..., con lo mío” “Bueno, pues que te mejores” Y Acacia continúa hasta el final del parque. Se sienta un rato en un banco, que hace muy buen tiempo. Saca una revista que llevaba en el bolsillo y se entretiene leyendo sobre la Rociíto y Sara Montiel. Cosita mientras deambula a su alrededor. En un momento dado deja su regalito y es cuando la señora le dice, “ven, Cosita. Vámonos” Y se van las dos tan contentas. Llegan a su portal y llama. Pero nadie contesta. “Se estará duchando”, piensa Acacia. Así que rebusca en sus bolsillos hasta que encuentra las llaves. Como tiene los pies doloridos de llevar los tacones todo el día, suben en el ascensor. Al entrar otra vez a la casa dice, “Conchi, que ya estamos aquí” Conchi no contesta, pero se escucha el calentador funcionar.
Pasa un rato y desde la cocina le dice, “Conchi, estoy haciéndome un sándwich para cenar, ¿te apetece uno?”, pero sigue sin contestar. Acacia se asoma a la terracilla y se sigue escuchando el calentador. “Qué extraño”, se dice. Así que decide ir a preguntarle.
“Toc, toc” “Conchi, ¿estás bien?”, y sigue sin contestar. Vuelve a llamar, pero lo mismo. Entonces abre la puerta despacito, “Conchi, ¿estás bien?” Hasta que ve una imagen que la deja horrorizada. La pobre Acacia se cae de espaldas y llora de forma entrecortada. Como puede se tranquiliza y va corriendo a llamar a la policía, al 061, a lo que sea.
“Ding, dong” Llaman a la puerta y la señora corre a abrirla. “Buenas, usted ha llamado a la policía, ¿no?” “Sí, sí, por favor, pasen. Me la encontré así cuando llegué” “Ya viene de camino un equipo médico, pero creo que no se va a poder hacer nada”
- Bueno, señora, ya la llamaremos para algunos papeles y tal.
- Está bien, como quieran.
- La verdad es que ya es el segundo caso que vemos esta semana, el lunes le pasó lo mismo a otra señora.
- Ya, vi algo en la tele.
- Hay que tener mucho cuidado, mucha gente pierde pelo en esta época y…
- Perdone si parece que no le sigo, pero es que me están haciendo efecto los calmantes.
- Bueno, no la entretenemos más. Tiene que haberlo pasado muy mal cuando la vio en la ducha…
- Sí, la verdad es que esa imagen se me va a quedar marcada toda la vida. La pobre Conchi flotando dentro de la mampara… como estaba llena se salía el agua por arriba y… ha sido una impresión muy fuerte.
- Si es que, señora, hay que tener cuidado con los pelos, que no atasquen el desagüe. Estamos tras una empresa de champús porque parece ser que hay uno… todas las mujeres que han muerto así usaban el mismo champú. Quizás favorece la caída del pelo. En fin, lo dicho. Cuando tenga que firmar algún papel o algo ya la llamaremos y, por favor, intente descansar.
“Conchi, voy un momento a sacar el perro”. Busca la correa y llama, “¡Cosita!, ven, ¡Cosita!”, y el caniche acude corriendo a ver a su dueña. Aprovecha para sacar la basura y se dan el paseo por un parque cercano. Está anocheciendo y hay mucha gente corriendo, sacando a perros, o simplemente tomando el fresco.
“Hola Esperanza, ¿cómo estás?” “¡Ay!, hija. Estoy igual, ya sabes..., con lo mío” “Bueno, pues que te mejores” Y Acacia continúa hasta el final del parque. Se sienta un rato en un banco, que hace muy buen tiempo. Saca una revista que llevaba en el bolsillo y se entretiene leyendo sobre la Rociíto y Sara Montiel. Cosita mientras deambula a su alrededor. En un momento dado deja su regalito y es cuando la señora le dice, “ven, Cosita. Vámonos” Y se van las dos tan contentas. Llegan a su portal y llama. Pero nadie contesta. “Se estará duchando”, piensa Acacia. Así que rebusca en sus bolsillos hasta que encuentra las llaves. Como tiene los pies doloridos de llevar los tacones todo el día, suben en el ascensor. Al entrar otra vez a la casa dice, “Conchi, que ya estamos aquí” Conchi no contesta, pero se escucha el calentador funcionar.
Pasa un rato y desde la cocina le dice, “Conchi, estoy haciéndome un sándwich para cenar, ¿te apetece uno?”, pero sigue sin contestar. Acacia se asoma a la terracilla y se sigue escuchando el calentador. “Qué extraño”, se dice. Así que decide ir a preguntarle.
“Toc, toc” “Conchi, ¿estás bien?”, y sigue sin contestar. Vuelve a llamar, pero lo mismo. Entonces abre la puerta despacito, “Conchi, ¿estás bien?” Hasta que ve una imagen que la deja horrorizada. La pobre Acacia se cae de espaldas y llora de forma entrecortada. Como puede se tranquiliza y va corriendo a llamar a la policía, al 061, a lo que sea.
“Ding, dong” Llaman a la puerta y la señora corre a abrirla. “Buenas, usted ha llamado a la policía, ¿no?” “Sí, sí, por favor, pasen. Me la encontré así cuando llegué” “Ya viene de camino un equipo médico, pero creo que no se va a poder hacer nada”
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- Bueno, señora, ya la llamaremos para algunos papeles y tal.
- Está bien, como quieran.
- La verdad es que ya es el segundo caso que vemos esta semana, el lunes le pasó lo mismo a otra señora.
- Ya, vi algo en la tele.
- Hay que tener mucho cuidado, mucha gente pierde pelo en esta época y…
- Perdone si parece que no le sigo, pero es que me están haciendo efecto los calmantes.
- Bueno, no la entretenemos más. Tiene que haberlo pasado muy mal cuando la vio en la ducha…
- Sí, la verdad es que esa imagen se me va a quedar marcada toda la vida. La pobre Conchi flotando dentro de la mampara… como estaba llena se salía el agua por arriba y… ha sido una impresión muy fuerte.
- Si es que, señora, hay que tener cuidado con los pelos, que no atasquen el desagüe. Estamos tras una empresa de champús porque parece ser que hay uno… todas las mujeres que han muerto así usaban el mismo champú. Quizás favorece la caída del pelo. En fin, lo dicho. Cuando tenga que firmar algún papel o algo ya la llamaremos y, por favor, intente descansar.
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6 comentarios
Write comentariosJoé!!! que yo últimamente estoy un poco preocupada con la caída del pelo...que voy dejando pelos por todos lados, que no paro de recogerlos en casa, en el coche, en el trabajo....que David ya me ha dicho que me haga algún analisis porque no es normal.....y claro, ahora leo esto y...¡¡voy ahora mismo a la farmacia a comprarme unas pastillicas o algo para la caida del pelo!!!!.
ReplyY otra cosa, no me digas que no se podían caer los pelos de las piernas, coñe, que nunca le dan una alegría a una.
En fin, que muy buena la historia, me gustó, aunque me asustara un poco, ejem...
Besos y gracias por tu comentario de ayer!!!!! así da gusto volver de vacas!!!!
Eeeeeh...a ver..que me he liado...esta historia es de Gamusino??? jajaja...bueno, pues besos también para él!!! jajajaja!!! y yo pensaba que ya estaba más mejor de mi vuelta al curro...ejem....no tengo remedio...pa´mí que lo de la caida del pelo es lo menos preocupante, lo de mi alzheimer es más prioritario...juas!!!
ReplyBesos a tó er mundo y termino antes!! jajaja
Muy buena historia, me gustó aunque sea un poco de miedo.
ReplyUn abrazo.
Que historia más buena, me he quedado impresionada en como escribes.
Reply¡¡ UN BESITO !!
Impresionante...
ReplyBuen relato.
Un saludo
¡¡ BUENOS DÍAS POR LA MAÑANA !!.
ReplyMe encantó la historia, muy buena.
Un abrazo.
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